Caminaba sobre los adoquines mojados, cuidando de no resbalar, improvisando pasos de baile que pegaran disimuladamente con la música que sonaba en sus auriculares.
Ignoraba el golpeteo de la lluvia sobre la tela del paraguas, como también ignoraba las palabras que se iban formando con las salpicaduras que dejaban atrás sus pies: un sendero de letras que no recogería en el camino de vuelta.
Bonita esta sopa de letras…!
Besetes, Aurora.
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Aings, que penita esas palabras tan mojadas y olvidadas 😦
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