Relato incluido en la Antología de prosa poética de Ojos Verdes Ediciones.
Con cuatro lunas a sus espaldas decidió seguir vagando por abruptos senderos que no llevaban a ningún lugar hasta que un viento del norte, triste y desabrido, rompió la niebla para traer una estrella luminosa, incierta, que titilaba en las sombras de una noche sin final.
Al vuelo de las cornejas se adelantaron los estorninos; los contempló, curiosa, mientras arremolinaban los deseos de los ausentes en nubes negras como tormentas.
Hundieron aquellas vistas sus pies en el fango infecto, donde las lombrices apenas llegaban a rozar el suelo. Notaba el frío en las puntas de los dedos, como brotes tiernos sucumbiendo a fiera helada y, por primera vez en su existencia, sintió el miedo escondido tras los musgos y el vaho de sus pulmones escapando de ella, alejando la vida y los sueños de un cuerpo de niña que, sin embargo, empezaba a estremecerse al amor del planear de búhos y el bramar de ciervos.
Atravesó una ciénaga, una playa y un robledal, acompañada por el lúgubre rocío que descansaba sobre los tréboles amarillos. Jamás creyó que un ocaso fuera tan hermoso, mientras las cuatro lunas, agazapadas bajo su pelo, aguardaban.
Fue el sigilo de un zorro el que las despertó, con sus uñas lacerantes sobre la tierra mojada; esas lunas envidiosas: llena, creciente y las dos menguadas, desbarataron su cabello y la hirieron en el alma.
«Somos dueñas» le decían «de tu futuro».
Y ella lloraba, viendo escapar la estrella y el viento entre el fulgor plateado de cuatro esferas blancas.
Tantas lunas, compañeras de viajes a ninguna parte.
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Y esa maldad que rezuman a veces, sobre todo durante la adolescencia, luego creces y se vuelven hasta buena gente.
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Buen relato, me ha gustado mucho. Y qué poder negativo el de las lunas «dueñas de tu futuro», realmente impresiona.
¡Buen día! Un abrazo.
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Tenemos una visión muy bucólica de la luna, pero no siempre es tan amable, a veces se vuelve una tirana que gobierna voluntades.
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¿Prosa poética? Por supuesto. Y lunática, o tetralunática también.
Precioso.
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Ya sabes, la luna, con sus muchas caras, nunca dejará de ser fuente de inspiración.
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