Fuera de línea

Nada, ni una triste rayita. Un smartphone de seiscientos pavos y, a la mínima, se queda sin cobertura.

Debió hacer caso a la presión en el pecho al cruzar el puente de piedra sobre el regajo: eso de ir a echar el día al campo no iba con él, por mucha ilusión que le hiciera a sus amigos. Hasta la oveja que pastaba junto al camino lo sabía, moviendo la mandíbula inferior en círculos, dejando ver las briznas de hierba recién segada. ¡Qué asco, por Dios!

Desistió de seguir quejándose a sus compañeros; había agotado todas las excusas del mundo antes de perder el coche de vista.

«Te hará bien», le decían.

«Esa dependencia del móvil no puede ser sana», le riñeron.

Y tenían razón, pero ¿qué leches? Si quería ver campo, anda que no había fotos en Instagram. Ahora ni siquiera podía subirlas él porque, si no había cobertura, la conexión de datos habría volado. Casi podía verla como una abeja buscando otras flores en qué posarse.

Pasada media hora, ya empezaba a notar el encanto del paisaje, incluso a disfrutar del olor del campo recién florido.

Almorzaron bajo una encina y bromearon sobre quedarse allí a vivir, en contacto con una naturaleza que había acogido al hombre desde los albores del tiempo.

Poco antes de recoger las cosas para regresar, una avispa de las que habitaban entre las ramas de la encina, se le posó en el hombro y le picó.

Aquello tomó mal cariz en cuestión de segundos.

«Llamad a un médico»

«Que venga una ambulancia»

Y su glotis se cerraba mientras el teléfono, incapaz de salvarle la vida, seguía en su bolsillo, sin una sola rayita.


20 respuestas a “Fuera de línea

  1. ¡Maldita cobertura! ¡Demonios de avispas asesinas! ¿Y a quién reclamamos ahora, eh? ¿A la compañía manufacturera del móvil, a la de la línea telefónica, al ayuntamiento en cuyo término está el prado ese, o a los servicios sanitarios por no tener capacidad de respuesta en parajes alejados? Otra víctima de la tecnología. O, mejor dicho, de la falta de ella 😀

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  2. Dicen que, en ocasiones, los deseos se cumplen… El quería una simple rayita… ¡vaya si la tuvo! En forma de aguijón. Pobre hombre DEP.
    Que sepas que me has engañado, estaba segura de que iba a tener un infarto durante la excursión. Debí pensar en la rayita. Nada en tus escritos es casual 😀 😀 😀

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    1. De todos modos, ¿alguien se acuerda de cómo lo hacíamos cuando no había móviles? No hace tanto de eso y, sin embargo, parece que ahora no sabemos qué hacer sin ellos. Gracias por leer, Isabel. Buen fin de semana.

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