Me estoy quitando

Consulté al médico de cabecera, al cardiólogo, a la almohada, a los tíos que tomaban cañas en el bar, a un vejete que pasaba y al horóscopo; consternado por un mundo que se desmoronaba a mi alrededor sin que yo pudiera recoger un solo pedazo entre los dedos rotos de escarbar en el optimismo.

Lo primero que hice fue quitarme del Telediario, lleno de miserias y tormentos, de injusticias, hambre, esperanzas rotas y ladrones de verbo elocuente. Conseguí dormir mejor, al menos durante una semana.

Lo siguiente que dejé fue Facebook y, después, Twitter. Constaté que quitarme del Telediario servía de poco si me bombardeaban con gifs y memes de políticos, refugiados y osos polares nadando sin rumbo en un océano cada vez más cálido. ¿Adónde habían ido a parar las fotos de adorables gatitos?

Dejé los cómics de Mafalda, aún más demoledores que cualquier periódico, con su existencialismo sin respuesta y su negatividad lacerante.

Me aparté de las tertulias cafeteras porque odiaba el fútbol, los toros y los debates sobre el estado de la nación; ya no digamos los exabruptos sobre lo prieto de las nalgas de la camarera.

Abandoné la novela histórica por sus inevitables vaticinios. No nos engañemos, la historia de la humanidad es circular y no quería pensar en los errores que se pondrían de moda la siguiente temporada.

Por último la dejé a ella, al amor de mi vida, porque me dolía saber que no podría salvarla de la incertidumbre.

Cogí todas mis nadas, las metí en una mochila y me eché al monte sin smartphone ni GPS, convertido en trotamundos, en Forrest Gump, en asceta. Ajeno a la voracidad del hombre sobre el hombre y lo que le rodea. Envuelto en el cálido abrazo de la madre naturaleza.

Vi a un aguilucho cernerse sobre un ratón sin escapatoria, a una mantis devorar a su macho tras una cópula decepcionante, y a una araña esperar paciente a que alguna mosca lo bastante gilipollas se posara en su trampa de seda.

Dejé de mirar a los animales.

Contemplé los estragos de la polución en las hojas altas de los árboles, a los eucaliptos comerse el terreno de robles y castaños. A los gusanos y termitas horadar los troncos débiles y resquebrajados.

Empecé a evitar las plantas.

Consulté con las estrellas, con los guijarros del río, con las tripas de una cabra despeñada.

Y me quité de la vida.

 

(Relato inspirado en la canción «De respirar» de El bicho)

 


20 respuestas a “Me estoy quitando

  1. A veces uno no sabe si algo es un defecto o una virtud. A este camino de autodestrucción le falta un epílogo, una conclusión necesaria: ¿cómo alguien que termina así puede después contarlo? En apariencia un defecto, puede ser una virtud si la intención es invitar a cada lector a que le de su propia solución. Solución que pasa por interpretar a conveniencia la última frase: ¿de qué vida se quita?
    Yo voy todavía por esa parte. Me encantan los problemas complejos, las paradojas y los callejones sin salida. Decido, en tanto que me ha hecho pensar, elevarlo a virtud.
    Enhorabuena en cualquier caso, muy bien escrito y descrito.

    Le gusta a 1 persona

    1. Como bien dices, es algo más complejo que lo que se ve. Creo que, a día de hoy, muchos tenemos la sensación de que hay demasiado malo como para merecer la pena. Sin embargo, y con miedo a romperte el final, ese quitarse de la vida puede, perfectamente interpretarse como la voluntad de anestesiarse ante todo aquello que daña, a sabiendas de que implica una anestesia frente a experiencias y cosas bellas también.
      Gracias por tomarte el tiempo, no solo de leer, sino de hacer la reflexión. Buen fin de semana.

      Le gusta a 1 persona

  2. Si es que todo es un gran mojón, si lo piensas con detenimiento… Por fortuna, también se pueden ver cosas bonitas, hermosas, agradables y esperanzadoras. Personalmente, me centro en ellas, aún sabiendo que todo lo malo y feo sigue existiendo ahí, en los márgenes, listo para golpear.

    Le gusta a 2 personas

  3. Gracias porque hoy nos has ofrecido un gran texto que nos conduce irremediablemente a reflexionar sobre él. Cada cual aparta de su vida todo aquello que le hace daño o al menos lo intenta, y creo que eso no es malo si le ayuda a realzar su positividad ante la vida. Que no es lo mismo que ponerse una venda en los ojos o, como hace nuestro protagonista, contemplar cuanto sucede con una negatividad enfermiza.
    Buen fin de semana u un abrazo fuerte.

    Le gusta a 1 persona

  4. ¡Qué relato más sugerente! Realmente no siempre es fácil encontrar algo de belleza en este mundo. La hay, sin duda, pero reconozco que a veces dan ganas de mandarlo todo a tomar por cu. Gracias por recordarme, con esta entrada, que la literatura es uno de nuestros salvavidas. Un abrazo.

    Le gusta a 1 persona

  5. Hermoso texto, «quitarse de la vida» me parece una bella manera de decir que lo mas sano de este mundo es alejarse de lo que te hace daño. Me transmite una sensación un tanto melancólica y creo que por eso me ha gustado bastante, es de esos textos que después de leerlos te mueve algunas cosas por dentro. Gracias por compartir tu trabajo.

    Le gusta a 1 persona

    1. Gracias por leer. Efectivamente ese «quitarse de la vida» no es literal, pero creo que nos ayuda a reflexionar sobre cómo nos tomamos el mundo y como podemos cambiarlo sin dejar que el pesimismo se adueñe de nosotros.

      Me gusta

  6. Un personaje coherente sin duda. El texto está genial, me ha encantado ese in crescendo de abandonos hasta llegar a ese final tan lógico como irremediable. La vida es un pack completo, repleto de alegrías y de penas; de desidia y de pasión; de arribas y abajos… Binomios de los que no podemos prescindir de uno de los lados sin que el otro se resienta. Brillante texto, Aurora!

    Le gusta a 1 persona

  7. Saludos, concuerdo que el proragonista, sin importar lo que vea, buscará ese punto negro. Y el mundo está lleno de personas que meten sus desgracias como cuentas en un rosario. No las sueltan ni un solo día. Sí, hay que alejarse de lo que nos roba el tiempo, pero no se puede igmorar que los cambios empizan en uno mismo. No cambiaremos, quizas, al mundo entero. Pero cambiamos el nuestro. Y buscar lo bueno aun en aquello no tan agradable. Ver el arcoiris y no la tormenta que lo trajo. Muy bueno para meditar en que persona somos.

    Le gusta a 1 persona

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.