APARTE, LOS PUNTOS

Llevo una semana sin escribir una palabra y todo por un accidente doméstico tonto, como suelen ser todos los accidentes domésticos. ¿Que se veía venir? Pues sí. Mi madre me lo ha dicho hasta el hartazgo durante los últimos meses: «Hija mía, que estás en Babia Todo el día pensando en letras. Al final vamos a tener un disgusto.» Y, al final, lo hemos tenido.

El viernes pasado estaba cortando melón, mientras daba forma mental a un texto, cuando se me resbaló el cuchillo y me pegué un tajazo en la mano. En cuestión de segundos empezó a chorrear y dejé el trapo perdido de palabras.

Fuimos a Urgencias.

—Hay que poner puntos— me dijo el médico que me atendió.

— ¿Me dolerá?— pregunté.

—Un poco. Pero te va a quedar una cicatriz la mar de poética— añadió con sorna.

No le niego su destreza en la medicina, ni en la costura, pero de literatura no tiene ni idea.

Con lo bien que habría venido un punto y coma en medio, pues nada, veinticinco puntos seguidos me ha dado y dos semanas vendada.

El miércoles que viene voy a que me los quiten y ahora tengo miedo de que, sin ellos, no se entienda el relato.


21 respuestas a “APARTE, LOS PUNTOS

  1. ¡No sabes la posibilidades que se han abierto con ese corte de palabras! ¿Te has fijado en que ahora tienes en tu poder 8,333333333333 (25:3) puntos suspensivos. ¡La de cosas que podrás hacer con ellos! 😀 😀 😀

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  2. Caramba, menos mal que es solo ficción. Eso es lo bueno de escribir: herirnos, maltratarnos sin que nos queden secuelas aparentes. Muy divertido uso metaliterario, Aurora. Un abrazo!!!

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  3. Hasta de un (hipotetico) accidente casero se puede hacer literatura. Si lo hubiera aprendido de pequeñito me hubiera evitado las ocho grapas que llevo encima. Por cierto, lo de las grapas también es algo libresco… Un saludo Aurorra.

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