Este ejercicio consistía en expandir la frase: «Tres mujeres tejen unas mantas que llevarán a la orilla del río.”
Tres mujeres de la misma familia, tres generaciones que parecen no tener nada en común.
La abuela se acerca a su trabajo para comprobar que la trama no se ha perdido en algún punto; al lado su hija, ya entrada en años, se mantiene erguida con las agujas sobre el regazo; la nieta sentada en el suelo, ordenando aún los colores, intentando decidirse por el aspecto que quiere darle a su labor.
Tejen unas mantas preparándose para la boda de la nieta; se irá lejos, al norte, donde el frío es implacable y la humedad se mete en los huesos incluso en verano.
Hasta hace dos días han estado cosiendo los vestidos que llevarán el día señalado; no hablan, sólo tejen y suspiran de cuando en cuando, cada una de ellas con una cosa en la cabeza: la abuela un recuerdo, la madre un anhelo, la nieta una ilusión. Esperando encontrarlos a la orilla del río donde lavarán las mantas cuando estén terminadas.
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Me gustó, aunque tengo que decir que me extrañó que no se pusieran a discutir jaja. Yo, mi madre y mi abuela, nos pasamos así todo el día.
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Muy buen micro. Narras una escena cotidiana pero transmites una realidad aún mayor. Tiene un regusto amargo, Si van al río a lavar la ropa, nos estás indicando un vida rural, cerrada. Posiblemente, la nieta, con todas sus ilusiones, vivirá la misma vida que le tocó en suerte a su abuela y a su madre. Tres generaciones, pero un mismo destino. No se si me equivoqué en la interpretación pero los textos cobran vida propia en cada lector. Por lo menos, los buenos textos como este. Un abrazo
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Parte de razón llevas, David. Tanto con la historia como en la magia.de.que un mismo.relato puede ser distinto dependiendo del lector.
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Siempre me transportas a otro mundo,otra vida.Me encanta como escribes y con esta historia dan ganas de estar más con la familia,jiji.
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