Etiqueta: elementos naturales
LUNA-LUNA
Luna-luna está inquieta,
quiere aprender a montar en bicicleta.
Luna-luna tiene hambre
y come bocadillos de fiambre.
Luna-luna es muy lista
y quiere ser malabarista.
Luna-luna se pone elegante
para dar paseos en elefante
Luna-luna, cuando llega el día
se mete en la cama
y se queda dormida.
DE ADIOSES II
SABER A MAR VI
DE ECOS V
DE OPCIONES VI
De poder elegir, sería acantilado
para que el mar me bese los pies,
que el viento me remueva las ideas
y me aniden los pájaros
a la altura del corazón.
Acantilado de dura roca
que se desmorona con los años
(siempre el mismo, nunca igual)
y que me coronen el flequillo
de margaritas y rocío.
Que me teman los barcos,
los aviones;
que me crean fin del mundo.
Y que me resbale por el cuerpo
la luz dorada de una puesta de sol.
NI A SOL NI A SOMBRA
DE BRÚJULAS V
PREGUNTAS A UN DOLMEN OLVIDADO
Cuéntame, piedra sagrada, quién te puso en este sitio, que secretos cobija tu sombra; si acaso te hicieron cosquillas los pelos de la cola de la raposa o te molestan los trinos de las alondras en primavera; si a tu vera se dieron abrazos los enamorados o un druida te honró como sepultura de unas gentes que murieron décadas antes que él. Si el sol entra furtivo dos veces al año por tu puerta, si la luna se fija en tu postura para saber dónde está. Quizá son las estrellas las que influyen en tus grabados o la caza de un ciervo con el que celebraban la llegada de la vida, o su final.
Cuéntame piedra sagrada, si hubo cinco o cien levantándote del suelo, si ellos hicieron música cuando acabaron la tarea, si fueron niños o ancianos los que encomendaron a tu cuidado o dejaron que cuidaras de ti misma, sin más augurio ni señal. Cuánto de lejos estabas del agua, si la encina que tienes al lado tuvo otra madre en el mismo lugar, o si conociste el calor de las hogueras o las ofrendas más allá de las que yo te dejo. Cuánto hace que nadie te honra, si alguien perturbó tu descanso, si te sentiste herida o permaneciste valiente ante su violación, si te gusta que venga a contarte historias y si se parecen a otras que los antiguos te vinieron a contar.
Justo es que me acuses de preguntona, me escuece demasiado la curiosidad, pero te prometo que este salmón de trapo escucha sin orejas, y está deseando que le cuentes qué vieron tus ojos tallados, si es que algo vieron, o escucharon, pues algo has hecho más que estar ahí clavada.
¿Conociste a las hadas? ¿Es ese espino que tienes enfrente la entrada a su casa o quizá solo la guarida de un conejo que huye del eco de los tiros que se oyen a lo lejos? ¿Te visitan las ánimas por el Samaín? ¿Esa flor blanca ahí a tus pies, la cuidas o te da igual? ¿Sientes el aroma de la lavanda que te roza con la brisa que me revuelve el flequillo? ¿Te molesta que deje por escrito lo que me haces pensar?
SIN ALIENTO III
A veces miras a contraluz y te diviertes, porque todo son sombras azarosas y extrañas gobernadas por un rayo de sol, y entonces llegan las nubes y las apagan, como si fuera el momento de la caída del telón.