LUNA-LUNA

Luna-luna está inquieta,

quiere aprender a montar en bicicleta.

Luna-luna tiene hambre

y come bocadillos de fiambre.

Luna-luna es muy lista

y quiere ser malabarista.

Luna-luna se pone elegante

para dar paseos en elefante

Luna-luna, cuando llega el día

se mete en la cama

y se queda dormida.

DE OPCIONES VI

De poder elegir, sería acantilado

para que el mar me bese los pies,

que el viento me remueva las ideas

y me aniden los pájaros

a la altura del corazón.

Acantilado de dura roca

que se desmorona con los años

(siempre el mismo, nunca igual)

y que me coronen el flequillo

de margaritas y rocío.

Que me teman los barcos,

los aviones;

que me crean fin del mundo.

Y que me resbale por el cuerpo

la luz dorada de una puesta de sol.

FIN DE NANA VIEJA

Al arrullo de nana vieja

le viene faltando el alma, 

que la han invadido los sones;

se llevaron las ovejas

que le permitían entrar en la casa.

Ya no duerme el niño tranquilo

en su cunita de madera

ni en el mejor colchón de plumas,

ni en la almohada más ligera,

porque le han invadido los sones

al arrullo de nana vieja.

TRES CORONAS (Mór-Ríoghan)

En un remolino de plumas,

de oscuridad y esperanza,

tres coronas asomaban.

Las reinas de la aciaga noche,

de lo que fue, de lo que será

de lo que nadie recordaba,

esparcían a la vez

vida y muerte, ocaso y alba.

Entre el humo de las hogueras,

entre el choque de las espadas,

el viento de poniente

y el rumor del mar contra la playa;

entre el silbido de los trigos,

las notas de viejas arpas

levantan almas antiguas

que con cuerpos nuevos bailan.

Desafiando a la tormenta,

abre la corneja sus alas

y sus hermanas aparecen

poderosas, valientes, despreciadas,

devolviendo vida a la nada;

tan hermosas, tan calmadas,

en un remolino de plumas negras

tres coronas asomaban.

BENDICIÓN A LA ANTIGUA

Que la niebla venga un día

a revivir tu alma eterna

y un rayo de tormenta

sane tu corazón dolorido,

que las pequeñas gotas de lluvia

sean tus únicas lágrimas

y el viejo viento entre las piedras

cante una hermosa canción para ti.

Que sientas en mis abrazos

la fuerza de las montañas

y sepas, al fin, que todo

es tu batalla ganada,

que la madre no te olvida

ni te abandona tu hermana.

AFORTUNADAS II (LKS)

Se me escapan las notas mientras sueño,

dulces, melancólicas, agudas,

y no casan con mi voz

siempre oscura, rota, desmadejada,

profunda como un pozo seco;

y ahora que vuelve a navegar,

esta vez sola,

siento que necesita vuestros ecos,

que echa de menos dos octavas,

dos tercios de tres,

matemática imposible

que siempre (nos) funcionaba.

ENTRE EXTRAÑAR Y ECHAR DE MENOS

Te extraño,

con todas sus letras

sus abismos, sus esperanzas.

Te extraño con ojos nuevos

que no conocen esa mirada

tan dulce, tan despierta,

a fin de cuentas tan extraña.

Te extraño,

que no es lo mismo que echar de menos,

tú siempre eres más en un torbellino

de circunstancias,

más sereno, más amable,

más impredecible,

más tú, más yo también.

Y por eso te extraño,

por cuanto de mí reflejas.

AHÍ

En la orilla,

siempre al borde,

en ese mundo de nadie

habitado por el miedo,

regido por la incertidumbre,

impregnado de ti y tus solitudes,

de él y sus desengaños,

de mí y mis tristezas,

en la orilla conquistada por las caracolas,

abandonada por la espuma

que a veces se siente mar.

DE HERENCIAS

No me vengas con pamplinas

que tengo la piel

de salitre bien curtida

y, de vareado de olivares,

traigo las costillas molidas.

Yo soy heredera de Lorca,

de mujeres en armas levantadas,

y no ha nacido malnacido

que me doblegue el alma;

y, ni que te coma a besos

da derecho a puñaladas,

ni abrir las piernas

me hace perder las alas,

que yo he sostenido la tierra

para que otros no la robaran.

A LAS AGUAS DEL TINTO

Tinto de otoño teñido

que te desbordas por los viñedos

salpicados en tus orillas

bajo la atenta mirada del halcón,

bebida ancestral que fluye con tu nombre

como una ofrenda

a los dioses antiguos de la Humanidad,

tributo efímero a unas aguas

cuyas entrañas guardan los preciosos metales

que hicieron hombre al hombre,

primera herramienta

interrumpida por molinos

que le dieron de comer,

pan infinito amasado con tus corrientes,

espejo de las estrellas, reflejo de planetas lejanos,

sangre derramada

de mil brazos que horadaron tus raíces,

Tinto que dibujas la tierra con tu líquido pincel.