DE DIMES Y DIRETES II
FOTOFOBIA
TRÍADA
A veces extiendo mis alas y ambas aparecen bajo mis brazos como mórrigan traídas de otros tiempos; las más de las veces es un caos (nada peor que tres cerebros intentando gobernar un solo cuerpo) pero ya no sé vivir sin la habilidad de una para habitar bajo las colinas y la de la otra para volar lejos mientras la de en medio, pobre de ella, avanza a duras penas, consolada por sus hermanas, siempre con los pies en la tierra.
ROCES
BENDICIÓN A LA ANTIGUA
Que la niebla venga un día
a revivir tu alma eterna
y un rayo de tormenta
sane tu corazón dolorido,
que las pequeñas gotas de lluvia
sean tus únicas lágrimas
y el viejo viento entre las piedras
cante una hermosa canción para ti.
Que sientas en mis abrazos
la fuerza de las montañas
y sepas, al fin, que todo
es tu batalla ganada,
que la madre no te olvida
ni te abandona tu hermana.
PSICOANALISTA
Cumplimos 8 años de letras
Gracias a los lectores que nos acompañáis en este viaje.

JUANA, REINA DE CASTILLA
Juana nació niña, que no loca. La casaron, le dolió; murió su marido, murió su madre.
Su padre y sus hijos la guardaron en un cajón. Veía desde su cárcel el Duero, y reyna a sí misma se llamaba.
Su hijo Carlos llegó de viaje desde Alemania. Se levantaron en armas los caballeros de Castilla más fieles a su dama y muchos pusieron pies en polvorosa mientras ardían Segovia y Medina.
Llegaron los Comuneros para nombrarla reina y señora, legítima heredera de Castilla, de España entera y de lo que no se veía desde la costa.
De poco sirvió.
Tras cruenta batalla, rodaron las cabezas de los líderes de la revuelta y Juana se perdió para la historia como reina, pero quedó como loca.





