Que la niebla venga un día
a revivir tu alma eterna
y un rayo de tormenta
sane tu corazón dolorido,
que las pequeñas gotas de lluvia
sean tus únicas lágrimas
y el viejo viento entre las piedras
cante una hermosa canción para ti.
Que sientas en mis abrazos
la fuerza de las montañas
y sepas, al fin, que todo
es tu batalla ganada,
que la madre no te olvida
ni te abandona tu hermana.
Precioso
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