DE NÚMEROS DE CIRCO III

Día 1: «Vean, admiren, asómbrense con la pulga bala, capaz de impulsarse sin artificios ni artilugios fuera de la carpa.»

Día 2: «Vean, admiren, asómbrense con la pulga bala, capaz de impulsarse con los mínimos artificios fuera de la carpa.»

Día 3: «Vean, admiren, asómbrense con la pulga bala, disparada fuera de la carpa con el cañón más pequeño del mundo.»

Día 4: «Vean, admiren, asómbrense con la pulga bala, capaz de romperse todos los huesos sin tener ninguno.»

¿CUÁNTOS CORAZONES TIENE UN PULPO ENAMORADO?

Al principio Pulpo solo tenía un corazón, un corazón que bombeaba su sangre azul (sin que fuera de la realeza). Tan pronto ese corazón se llenó de adoración por el mar, tuvo que salirle otro para hacer las funciones normales de un corazón sin que le quitara un mínimo de espacio para el cariño que tan feliz le hacía; así que, a partir de entonces, Pulpo tuvo dos corazones, que si bien latían al unísono, en nada más se parecían; y no llevaba mucho disfrutando de tan peculiar cualidad cuando conoció a otro pulpo y se enamoró.

CUBRIR LAS PISTAS

Cuando recogió la ropa tendida y logró recuperar la vista tras el repentino fulgor del sol sobre el blanco de las sábanas, le llamó la atención el reguero de huellas que huía del tendal, como si los fantasmas que las habitaban hubieran aprovechado la noche para escapar de sus vestidos y correr desnudos hacia el bosque cercano.

DE GUÍAS

Hace tiempo que aprendí que las cosas se tuercen cuando menos lo esperas. Por mucho que endereces el árbol, siempre hay una rama díscola que busca lejos el calor del sol y rompe la armonía de tu erecta obra con una horizontal maliciosa que recuerda que la naturaleza, así como el destino, no se pueden gobernar.

Rizo natural

Qué curiosa es la naturaleza de un pelo. Los lisos se mueven con el aire, vaporosos, como vientos indecisos que lo mismo escogen como camino la cara que la nuca, siempre bailando, volando con las hojas, con el polen, con los sueños. Los rizados, en cambio, gozan del amor que se profesan unos a otros, siempre unidos en una continua espiral que desciende o asciende, que se enreda con el aletear de las mariposas y atrapa los trinos de los pájaros, que se aferra a la sal del mar con su pasado de sirena.

Y, hagas lo que hagas, no puedes luchar contra la naturaleza de un pelo; así, si el liso lo rizas, se encrespa y tiende al infinito, enfadado con el resto de sus compañeros, pero, si alisas el rizo, forma comuna en cascada, pesada soga que te golpea la espalda como venganza por su falta de unas ondas donde los salmones podrían navegar.

NO TOCAR

Cinco horas pescando y solo había sacado dos latas y una bota. Algo debía estar haciendo mal.

De pronto cayó en la cuenta, cogió una hoja de cuaderno y escribió:

«No tocar.»

Lo enganchó en el anzuelo y volvió a esperar.

En cuestión de veinte minutos tenía la nasa llena de peces.

BOCETO

Vivo entre dos “yo”, una que escribe y otra que lee; una castellana y una irlandesa; una se aburre en la oficina y la otra remonta con un salmón.

Las dos tienen los ojos verdes y las rodillas un poco pochas; las dos, a veces, se entreveran y no sé quién soy yo y quién ella, pero solo una sabe hablar con las piedras.

Emboscada

Huía entre los árboles, en una carrera desesperada, perseguida por sus sueños, sus anhelos, sus deseos.

Cuando llegó al claro, su destino la estaba esperando.