—Nos han encontrado— dice la chica. Y un humo denso envuelve el muelle.
Cualquier sitio sería menos predecible que un espigón de madera marcado por los besos furtivos de todos los amantes adolescentes en veinte kilómetros a la redonda.
Él sujeta la cara de ella entre sus manos, nunca sintió tan tibia una piel, jamás volverá a tocar otros labios con los suyos.
—¡Entréganos al espécimen y nadie saldrá herido!
—Entrégame y podrás volver a casa.
—No quiero— se niega, y empuja a su amado de vuelta al mar, hogar de peces y caracolas.
El amor entre humanos y sirenos resulta, una vez más, un imposible cuento de hadas.
Parece que sí, que es muy difícil sino es imaginándolo.
Gracias y un abrazo.
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¡Hermoso! Ideal para el día de los enamorados. =)
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