Y ¿qué era la primavera sino una alternancia en el poder de chubascos y soles de justicia?
Lo malo era que ninguno de los dos partidos consultaba su triunfo con el electorado. Y así, dieron en sacar santos par que intercedieran por ellos rogando agua cuando calentaba y sol cuando llovía, ignorantes de que dioses paganos y mensajeros cristianos estaban compinchados para hacerles la vida imposible.
Así es, unos dioses ocupados, unos humanos queriéndoles cambiar el ritmo y ninguno se pone de acuerdo para cuando llueve. O para cuando se pasa de los pantalones a las bermudas. O los niños de los mocos a las diarreas…
De verdad, que me dan ganas de irme a vivir a las Canarias. O al Caribe, si se ponen de acuerdo con los huracanes, que esa es otra.
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Jajaja. Ya sabes, ¿qué sería de la vida sin estas incertidumbres?
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