ANTES DE DORMIR

Era una niña obediente: no corría por la calle, decía “gracias” y “por favor”; y se iba a la cama sin rechistar, siempre, eso sí, con un plato de galletas para el monstruo de debajo de su cama, que las niñas buenas saben compartir.


Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.