Tan tierna la hoja que se quiebra
como un alga serena que fluye con el río,
un croar de rana inesperado,
un volar de milano sombrío.
Tres coronas enterradas en el barro,
un gorrión que se acicala con el pico,
la trenza deshecha de dar zancadas
en pos de la idea que ha perdido.
Dos barrancos y cinco vaguadas,
el camino más luminoso y tranquilo,
un arcoiris que rompe la tormenta
y el destino contenido en un suspiro.