Canto de esperanza

El pueblo se levantó en armas y rodaron las cabezas,
fueron tres para ser exactos, pero no las que debieran.
Hoy, 23 de abril, más cabezas pueblan las puertas
de Villalar de los Comuneros y, aunque ninguna rueda,
cantan todas a coro: “1521, en abril para más señas.”

Musa

Si de noche soñara contigo, mi musa,
¿habría mayor pecado?
Esperar tu abrazo ansiosa
en el amanecer de un mundo roto,
hostil y gris,
en el que almas vagabundas
caminan entre dos mundos,
ajenas a los habitantes de ambos.
Y un sólo conjuro para rescatarlas,
a todas, incluida la mía,
que vaga más que ninguna.
Un hechizo de sonidos
que invocan un sol y una luna
para guiar el sendero de la muerte
y otro tanto el de la vida.

Moura

Moura me miras y yo no quiero serlo
por no extraviar en mi costa a otros sordos marineros.
Moura me miras y te sueño con anhelo,
que arribes a mis pies entre las ondas de mi pelo.
Moura me miras y moura me siento,
espejismo de tu mente que pudo robarte un beso.
Moura me miras y moura ahora me veo,
esperando en el acantilado del fin del mundo,
buscando en el horizonte tu barco.
Finalmente soy moura de ingratos deseos.

De ojos y besos

No me mires con esos ojos,
suplicas entre los bostezos de tu alma,
aburrida ya de un juego
que siempre acaba en tablas.
No me mires con esos ojos,
pides cuando me besas con los tuyos,
porque nuestros labios son cobardes
y no se atreven.
Yo te miro con mis ojos
los que tengo, los que te quieren
aunque muchas veces te parezca,
que más que amar, hieren.

Ecuación

Ahora mi corazón
partido por un rayo
con ½ necrosado
y el otro ausente de esperanza,
busca en ti, oh, tú,
el apoyo que le falta.
Ecuación milagrosa
que tiende a infinito
¿por qué tuviste que mirarme
creando tres incógnitas
imposibles de resolver?
¿por qué siento lo que siento?
Si la solución a mis problemas
siempre fue raíz cuadrada de pí.

Como viento

Aguardándote quedó mi alma
dormitando las malvas marchitas,
contemplando cómo, a lo lejos,
se marchaba tu cuerpo inerte
mientras en el mío ardían
la pena y más la vida,
anhelando tus ojos de mar.
Negando lloraba tu ausencia
y reía con firmeza tus recuerdos
tan profundos grabados en mi,
a fuego.
Esperándote sigo sin aliento,
intentando latir mi corazón,
a que en sueños vengas a mi encuentro,
como viento, amor, como viento.

 

 

De plumas

Creí que haríamos juntos un trocito del camino,

yo zorro, tú gaviota,

y olvidé que las gaviotas tienen miedo de los árboles.

Imagen

 

 

 

Yo soy la que quedó desnuda sobre el hielo

entre el viento frío de los árboles,

yo, la que se desplumó las alas

para que tuvieras una almohada sobre la que dormir.

Y soy la que se arranca la piel a tiras

para deshacerse de este abrigo inútil

y dejar libre el alma para que vuele como pájaro,

quién sabe si al otro lado del planeta.