Hace tiempo que no traigo, y tú llevas tres candelas.
Atraviesas esos lares de ciénagas en penumbra
y no sé si todos los fangos y las ranas cantarinas
saben de tu presencia
Anoche estuve rondando por las puertas del Infierno
y no me abrían;
probé en las del Cielo y me quedé en el quicio,
sentada fuera de mí,
fuera de ella.
Y, a lo largo del camino, la sola luz de tus tres candelas.
Vuelvo a seguir tu blog por e-mail. Me estaba perdiendo poemas como este… y mucho más. Gracias por compartir.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Bienvenida de nuevo, Isabel. Te entiendo perfectamente, no nos da el día para tanto como queremos abarcar.
Me gustaMe gusta