En la nasa de las musas
boquea el asalmonado nasón;
le mudaron los dientes
corriente arriba,
le salió una joroba,
le enverdeció el corazón.
Nada nudos y desanda
el camino que aprendió
en su más tierna infancia.
Los plantígrados esperan
para hincarle los caninos
y el asalmonado nasón,
un poco cansado,
pero aún vivo,
aprovecha los recodos
a los lados de los ríos.
¡Qué cansado es el remonte!
Se queja.
Ya va perdiendo el color,
se nota más flaco,
más tímido.
Y, al llegar a la cascada,
coge impulso,
pega un brinco.
Unos metros más arriba
reconoce bien el sitio.
¡Ea, aquí me quedo!
Dice ya sin aliento
¡Sí que ha cambiado esto!
Han puesto tres piscinas,
barbacoas y un merendero.
Pero al salmón ya le da igual,
se agita sobre las piedras,
desova y cae muerto.
El desarrollo por fin ha llegado!
Saluditos Aurora. 😉
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Jajaja. Un besazo. Buen domingo
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