Se me escapan las notas mientras sueño,
dulces, melancólicas, agudas,
y no casan con mi voz
siempre oscura, rota, desmadejada,
profunda como un pozo seco;
y ahora que vuelve a navegar,
esta vez sola,
siento que necesita vuestros ecos,
que echa de menos dos octavas,
dos tercios de tres,
matemática imposible
que siempre (nos) funcionaba.