Miró por la ventana, calle abajo, y las fachadas de colores, con sus tejados a dos aguas, se parecían a los lápices de ceras que usaba de pequeña para pintar mundos imaginarios, indecisas sobre qué color usar sobre el fondo azul impoluto del cielo.
Miró por la ventana, calle abajo, y las fachadas de colores, con sus tejados a dos aguas, se parecían a los lápices de ceras que usaba de pequeña para pintar mundos imaginarios, indecisas sobre qué color usar sobre el fondo azul impoluto del cielo.