Veintiséis días de paz y dos noches sin pegar ojo.
Lo sé, no debería quejarme.
Soy la insomne propietaria de un perro poeta que solo ladra para ofrecer recitales en verso a la luna llena.
Veintiséis días de paz y dos noches sin pegar ojo.
Lo sé, no debería quejarme.
Soy la insomne propietaria de un perro poeta que solo ladra para ofrecer recitales en verso a la luna llena.
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Es que algunos poderos son muy suyos.
Besetes Aurora.
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