Cuando tomó conciencia de su mortalidad, decidió no aferrarse a un dios como hacían otros; se prometió a sí misma que esperaría su hora como los valientes.
Cogió su lanza, su brillante armadura y salió en busca de dragones que matar.
Cuando tomó conciencia de su mortalidad, decidió no aferrarse a un dios como hacían otros; se prometió a sí misma que esperaría su hora como los valientes.
Cogió su lanza, su brillante armadura y salió en busca de dragones que matar.
Suena como el inicio de una excelente epica.
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Desde luego, es lo mejor que podría hacer 🙂
¡Tienes un premio en mi blog!
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Gracias por comentar y por la nominación, siempre es agradable saber que gusta lo que haces.
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Excelente reflexión Aurora. Y muy profunda, das directo en la diana del ser humano. ¿Y si después de la muerte no hubiera nada? ¿Y si fuéramos un mero accidente de la existencia? En ese caso, no lo mejor es intentar que nuestra vida sea lo más digna posible, aunque sea bajo la moral humana. Por el contrario, ¿Si existiera Dios? ¿Si hubiera un Juez Supremo que premiara los actos de nuestra vida? Hasta qué punto vivir con dignidad no sería algo falso, dado que se busca el premio de la liberación.
¡Trascendente me puse!
Un abrazo
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