A las 3 de la madrugada escuchó el sonido inconfundible de trompetas y cascos de caballos que se acercaban al galope calle arriba. Se asomó a la ventana y vio venir cuatro jinetes, a cual más horrendo y terrorífico.
—¡¿Os parecen horas?!— gritó, harto ya de que, por unas cosas u otras, nadie le dejara dormir a gusto.
Peste, Guerra, Hambre y Victoria volvieron grupas y huyeron por donde habían venido.
Pues me presentas a esa persona tan convincente para que asuste a mis vecinos pesados, que son menos imponentes que los cuatro apocalípticos a caballo, pero tampoco me dejan dormir 🙂
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Creo que, lamentablemente, esta estratagema sólo funciona con seres del inframundo. Los humanos no se avienen a estas reclamaciones. Lo digo por experiencia
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Con lo loca que está la gente, los Jinetes se las verían negras para asustar a alguien ahora jajaja Tuve un par de vecinos que habrían hecho huir al mismísimo Satanás XD
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Caray, vaya caracter! Ojalá le hagan caso y no vuelvan ninguno de los cuatro 🙂 🙂
Besetes…
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