Aquel dragón luchaba todos los días por no escupir fuego y se lamentaba por ello, deseando ser cualquier otra cosa antes que dragón.
Peleaba contra su naturaleza con tanto ahínco que, un buen día, se despertó sin la capacidad de abrasar con su aliento y sin alas, convertido en tiranosaurio.
Ahora todo su empeño se centra en evitar comerse las ovejas de los aldeanos.
Esto parece karma puro. Irá traspasando seres y luchando contra su propia naturaleza hasta lograr la perfección total 😉
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¡Me encanta! ¡Directo al grano con final sorpresa! Este dragon-saurio es un perfecto ejemplo de que la perfección no existe.
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O de que no estamos conformes con nada ;p
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Something unnatural
Now becomes habitual 🙂
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Luchar contigo mismo… Para ser el que quieres ser y no quedar-te atrapado en el que te dicen que eres!
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Muy buena lectura. Gracias por pasarte y comentar.
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¡El dragón, un dragón! Sentir viscosa, enmohecida, macilenta, escurridiza su piel sobre mi piel, sentir su olfato de humo, sus fauces de fuego sacratísimo, sentir su punzante pezuña acariciar mi sexo fláccido por el terror, sentir sus ojos mortales de basilisco: esa mirada sin tiempo que alberga el río infernal de las épocas todas. Repugnante su oscuro brillo en la noche de fuego,
admiro en cambio ese vuelo de gloriosa iluminada con que vienes hacia mí, con que te apresuras a la celebración del encuenttro en noches donde la voz es muda callada silente en plena oscuridad… ¡Socorro! 🙂
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