Sin pensarlo mucho, apenas nada, dejo que el eco de la música se meta no tan sutil por los oídos y lo embargue todo, arrastre soles y lunas moribundos impulsados por una marea que nunca baja; así, como el viento de levante llegó esta mañana atesorado por la alineación de Venus y Marte, tan confusos ante la crecida de los regajos como yo.
Así, como el extraviado vuelo de una golondrina y el trepar silencioso de la enredadera que nunca florece, o el sonido del aire entre los juncos que segaron unos meses atrás, y el brote de las espinas de las zarzamoras que se esconden entre los tréboles, las huellas confusas de caballo, perro y humano, una nube que atraviesa con pereza por delante del sol mientras la luna es una leve sonrisa pálida al otro lado del firmamento.
Así, zumbido de mosquito de verano que no llega y que se confunde de trayecto con la primera pluma que cae de un nido abandonado.
Así, resonancia en caja hueca que reverbera sin compás ni ritmo, así.
Muy bonito, Aurora.
¡Feliz semana!
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Gracias, Isabel. Es un texto raro, pero me alegra que te haya gustado. Buena semana a ti también
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