Del sol aprendió el rolar de los vientos, el cambio de las estaciones en los árboles; de la luna, decía, no aprendió nada salvo el brillo perenne de unos ojos enamorados.
Del sol aprendió el rolar de los vientos, el cambio de las estaciones en los árboles; de la luna, decía, no aprendió nada salvo el brillo perenne de unos ojos enamorados.