—Las niñas buenas van al cielo, hija.
La reprendió con dulzura la monja cuando la pilló escabulléndose por la puerta trasera del patio escolar.
—Puede, pero es que yo solo quiero ir a por chuches al kiosko de la esquina.
—Las niñas buenas van al cielo, hija.
La reprendió con dulzura la monja cuando la pilló escabulléndose por la puerta trasera del patio escolar.
—Puede, pero es que yo solo quiero ir a por chuches al kiosko de la esquina.