Habían pensado en las múltiples consecuencias del cambio climático.
Eruditos, ingenieros, biólogos y físicos se habían devanado los sesos intentando adelantarse al desastre; pero, cuando los polos se derritieron del todo, la única posibilidad que no habían barajado era verse sometidos a la voluntad dictatorial de un salmón que agitaba el látigo de alga trenzada con aleta férrea, demandando cada día más manos para construir el mausoleo con que honrarían su memoria tras el desove.
¡Genial!
Buen fin de semana.
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Igualmente, Isabel, y cuidado con los salmones, jaja
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¡Ups!, este salmón está sacando su parte más oscura… ¡pero tiene toda la razón!, tantos tontos sin dar soluciones, merecen que les arreen sin piedad 😀 😀 😀
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Jajajajaja, no quiero pensarlo, ajajaja, muy bueno. Besitos.
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Tengo una duda sobre el sexo del salmón. ¿Chico o chica? ¡Ah!, que no es trascendente para el relato ;).
Ahora en serio, gracias por hacerme disfrutar con esta lectura.
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Gracias a ti por leerlo y sacarme una sonrisa con tus comentarios
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Je, je, je… Nos queda poco de especie dominante… Si esto último tiene algún significado. Fantástico!!
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Gracias, David. Sabes que los temas apocalípticos no son lo mío, pero me atreví en parte gracias a ti. Jajajaja
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Acabo de conocer tu maravilloso blog. Yo también llevo tiempo remontando el río, contra corriente. Tal vez nos encontremos algún día entre las aguas, cuando estemos a salvo de los osos. Un saludo
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