Matar el tiempo

Hasta que el reloj comenzó su monótona danza, todo en la casa parecía eterno; era aquel dichoso “tic, tic, tic” el que convertía las cosas en perecederas, y él lo miraba sentado en su sillón de orejas y botones.
Apuntó hacia el centro de la esfera, justo donde las manillas brotaban enganchadas al mecanismo interno de aquella mala bestia, y disparó.


7 respuestas a “Matar el tiempo

  1. Nada hay más humano que un reloj. El hombre buscando su racionalidad quiere controlarlo todo, hasta el suspiro que representa nuestro tiempo en el Universo. Y así creamos el reloj, ese dictador al que nos hemos entregado sin la menor resistencia. Me alegro que alguien se rebele. Un certero micro. Besos

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